La práctica del psicoanálisis y lo cotidiano de la vida ( pero sobretodo lo que escuchamos en los consultorios),nos da ocasión de presenciar testimonios de los sujetos respecto a su destino,es decir ,a la impotencia para acceder al amor por los caminos del erotismo, y al placer por el camino de sus elecciones amorosas.
El tormento del amor y la desarmonía en la pareja misma,se producen en todas las épocas,desde el momento que se busca lo que no se tiene en alguien que,supuestamente lo posee y lo puede dar.
La definición del amor según Lacan es :»dar lo que no se tiene a aquel que no lo es «,en un juego claro de lo que significa la demanda fálica.
Las lecturas de Freud nos revelan que el origen del narcisismo esta contaminadopor toda la infancia de los sujetos y que allí se encuentran los rasgos esenciales del lazo edipico,puesto de manifiesto luego en la elección de los partenaires amorosos.
Desde el punto de vista del narcisismo,el amor no debería ser un escollo muy serio y menos que menos las escenas edipicas que en su entorno se desarrollan.
Lo que sucede es que el malentendido se vuelve insoluble o imposible de resolver cuando se orientan,tanto el hombre como la mujer,en su deseo por el símbolo fálico,entonces el supuesto amor puede transformarse en una lucha sin cuartel,por un botín que cada uno de los sexos aborda por vías contrarias.
Mercedes Baudes de Moresco