El «trabajo del duelo» consiste en hacer frente al desorden que produce en el aparato psíquico, la muerte de alguien querido.
Este proceso necesita un tiempo, implica un gasto de energía psíquica importante, que, a veces, produce conductas inhibitorias o restrictivas, alejamientos de cosas o personas, en fin, no pocos efectos.
Siempre es necesaria una elaboración, que lleva su tiempo (no menos de dos años) para lograr la aceptación de lo traumático del enfrentamiento con la desaparición de un ser querido.
«La dimensión intolerable ofrecida ala experiencia humana, no es la experiencia de la propia muerte, que nadie tiene, sino la experiencia de la muerte de otro», dice Jacques Lacan, allí la angustia ante la pérdida produce un vacio, que necesita de palabras que, no lo cubren , pero acompañan al sufrimiento del que ha perdido.
El trabajo del duelo es un camino a recorrer a veces muy largo, penoso, y en algunos casos se vuelve patológico, sino es tratado a tiempo, dando lugar a depresiones profundas.